
Conquistarás
Por Laura Gerard
Carlos era un gran deportista. Desde chico practicaba kick boxing. Sus maestros siempre resaltaban que tenía una técnica prolija, que entrenaba mucho y que era aplicado. Sin embargo, cada vez que se subía al ring perdía. No sabía que hacer con esas marañas de emociones: se ponía muy nervioso y su contrincante lo atacaba y perdía por knock out o se enojaba mucho y terminaba descalificado o simplemente no sabía qué hacer y toda esa técnica que su maestro le había enseñado no la podía aplicar en el ring.
Un buen día, su maestro le dijo a Carlos que como gran deportista que era no tenía límites y que era una buena oportunidad para ir más allá. Le dijo que tenía que hacer cumbre en el Aconcagua para consagrarse como un gran luchador arriba del ring. Carlos no le veía mucho sentido pero siguió el consejo de su maestro
Así fue Carlos guiado por un gran guía de montaña llamado Edmund. Fueron 30 días difíciles. Tuvo que lidiar con el hambre, con el cansancio, con el miedo, de a ratos con el enojo porque no entendía que tenía que hacer él ahí. Todos estos sentimientos los conocía pero, a esa altitud, cada vez se volvían más extremos. El día previo a alcanzar la cumbre, el agotamiento se maximizaba y tenía sentimientos encontrados. A la mañana temprano, se levantaron, desarmaron las carpas y se preparan hacer cumbre. Edmund que lo guió en esa aventura, todos los días le recordaba que cada mañana era una nueva oportunidad para encontrarse con sí mismo, respirar profundo, alcanzar templanza y dar un pequeño paso que la acercaría a la cumbre. Finalmente, Carlos hizo cumbre y se sintió muy feliz por qué había conquistado a la montaña. Pero el guía preguntó si sabía lo que realmente había alcanzado. Carlos ingenuamente le dijo la cumbre más alta de América. “Carlos”, le dijo el guía, “cada paso que diste, cada miedo que superaste, cada angustia que enfrentaste: no te acercó a conquistar la montaña sí no a conquistarte a ti mismo”. Así Carlos entendió que cada vez que se subía al ring, lo que lo consagraría campeón, no era conquistar o ganarle a su rival, sino conquistarse a sí mismo. ♦
Este cuento está inspirado en mis experiencia y vivencias a las cuales empecé a ver desde nueva perspectiva a partir de una frase de Edmund Hillary: “No conquistamos a la montaña, sino a nosotros mismos”. En 1953, Edmund Hillary, junto al Sherpa Tenzing Norway, fueron las primeras personas en alcanzar la cima del monte Everest.
Ahora bien, ¿qué reflexión abre esta frase y esta historia que te cuento? ¿Qué conquistas cada vez que alcanzas un objetivo o una meta? ¿Qué grado de conciencia y autoconocimiento tenes de vos mismo en ese proceso? ¿Qué aprendizajes obtuviste en el camino? ¿Cómo gestionas tus emociones? Te leo.

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