Viaje a Positaña Cumbre del Lanín Foto por Jesi
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¡La cumbre está en casa! Aprendizajes del ascenso al volcán Lanín.

Por Laura Gerard

A mí me apasiona la montaña y es algo que he inculcado de chica cuando salíamos de vacaciones con mi familia. Esta pasión la retomé en mi adultez y busco cualquier nueva oportunidad para salir a caminar por los senderos de mi país. Hacer cumbre en el volcán Lanín es uno de esos objetivos que había dejado en pausa: cuando se desató la pandemia en 2020 y las medidas del gobierno argentino se extendieron en el tiempo, solté lo que no estaba en mis manos y decidí abordar sólo lo que estaba en mi esfera de acción. Este objetivo lo pospuse pero no lo abandoné.

Viaje a Positaña Volcán Lanín Foto tomada por Jesi
Camino al Volcán Lanín, Neuquén - Foto tomada por Jesi

El 2021, di un giro en varios aspectos de mi vida y, además, decidí retomar ese objetivo que tanto añoraba. Implicaba varias aspectos a organizar: el entrenamiento, elegir la fecha, buscar un/una guía de montaña, preparar el equipo, buscar compañeros/as para el viaje, entre otros tantos. Invité a amigos/as y conocidos/as a sumarse y finalmente encontré alguien que andaba en la “misma”… Jesi, amiga de mi amiga Meli. Luego se sumó Flor. Este trío desafiaría sus límites en 2022 para conquistar la cumbre del Lanín.

Viaje a Positaña Volcán Lanín Foto tomada por Flor
De izquierda a derecha: Flor, Jesi y yo, Laura - El Bolsón, Río Negro - Foto tomada por Flor

Luego de averiguar por varias empresas, Jesi contactó a Desafío a Lanín que sería la agencia de viajes que nos guiaría en esta aventura. El 3 y 4 de enero serían los días de la excursión: empezaríamos el 2022 con un objetivo que ponía la vara bien alta. Lo que no sabíamos, hasta entonces, es quien sería la gran guía nos conduciría por los caminos escarpados del volcán.

Última semana de diciembre, mensajes iban y venían ultimando detalles: Jesi y Flor llegarían el 1° de enero a Bariloche, estrenando el año. Yo las buscaría para continuar el viaje hacia San Martín de Los Andes. Pero entre unos de esos mensajes, Chabela, nuestra guía, nos propone cambiar la fecha a unos días posteriores porque mal clima se avecinaba y haría que sea difícil el ascenso. “Recalculando” decían nuestros cerebros… Finalmente pudimos reorganizarnos y el 5 de enero comenzó nuestro ascenso. El día previo Chabela había chequeado nuestros equipos porque sin el equipamiento apropiado no solo puede volverse más complicado el andar sino que también puede frustrar el ascenso.

Cumpre del Lanín Viaje a Positaña comienzo del sendero al Lanín
Sendero al Lanín, Neuquén - Foto tomada por Jesi

A las 8 de la mañana comenzamos a caminar desde la base del Parque Nacional Lanín. Luego de atravesar un bosque, empezamos a transitar un sendero más árido, de roca pelada. Un día soleado y precioso nos acompañaba. Mientras caminábamos, desde la radio de Chabela, se escuchaba la comunicación que tenían unos guías con los guardaparques… ¡Algo había ocurrido! Lo que yo pensé en un primer momento era que unos montañistas se habían perdido pero con el paso del tiempo nos íbamos enterando que era algo más grave. Los guías empezaron a tratar de reanimar a un montañista accidentado. Chabela nos contaba que los primeros que actúan en estas situaciones son los guías arriesgando muchas veces la vida por montañistas que no son de su grupo. Yo le decía que tenía respeto por la montaña y tenía presente siempre una frase que me había dicho un guía: “La cumbre está en casa”. Y Chabela nos dijo que ya uno de ellos ese día no volvería a la suya.

Viaje a Positaña Volcán Lanín Foto tomada por Chabela
Camino a los domos, Volcán Lanín, Neuquén - Foto tomada por Chabela

Ese 5 de enero la llegada al refugio fue un mar de emociones y sentimientos encontrados. El ambiente en los domos estaba revolucionado. El helicóptero de rescate subió varias veces: a buscar a la persona que había fallecido, a una persona gravemente herida que finalmente tampoco volvió a su casa, a un guía herido y a los montañistas que quedaron en shock al perder sus amigos en la montaña. Ese 5 de enero nadie hizo cumbre. En el refugio veíamos llegar los grupos de a poco. Estaban agotados por las largas horas que estuvieron en la montaña.

Viaje a Positaña Volcán Lanín Foto tomada por Laura
Refugio Bim y domos, Volcán Lanín, Neuquén - Foto tomada por Laura

Chabela más tarde nos dio la charla técnica con la explicación de cómo medir y ponernos los grampones, como usar la piqueta y aplicar la maniobra de autodetención en caso de resbalarnos… Nos decía que no solo veníamos para a hacer cumbre sino que estaría bueno que nos lleváramos un aprendizaje. Todo eso que nos explicaba era importante para un ascenso seguro.

Viaje a Positaña Volcán Lanín Foto tomada por Laura
Compartiendo la cena que preparó Chabela - Foto tomada por Laura

A las 5 de la tarde cenamos y más tarde nos fuimos a dormir… Aún era de día (muy de día y por largas horas) y en el sur argentino anochece tardísimo en verano. Tratando de conciliar el sueño, entre lágrimas, le pedía permiso a la Pachamama y al volcán para nos permitiera llegar a su cumbre. Lo que tenía en claro era que más allá de mis ganas, de sentirme bien y estar físicamente entrenada… la decisión de hasta donde llegaríamos el próximo día no pasaría por mí, sino que dependería que el Lanín y la Pachamama lo permitieran y Chabela evaluara que estuvieran las condiciones para hacerlo.

A la una de la mañana nos despertamos, desayunas, nos alistamos y comenzamos nuestro ascenso. La caminata fue lenta y pareja. Aún era de noche y se veía la plenitud del cielo estrellado. La primera parada fue en el refugio del Club Andino. En la segunda parada repusimos energías, comimos y nos hidratamos… Un largo día nos esperaba. Las manchas de nieve comenzaron a aparecer y nos tuvimos que poner los grampones.

Viaje a Positaña Volcán Lanín Foto tomada por Chabela
Volcán Lanín, Neuquén - foto tomada por Chabela

Chabela nos había dicho el día anterior que evaluaría las condiciones y el riesgo a lo largo del camino. Probablemente, llegaríamos a los 3200 o 3500 msnm pero no nos podía asegurar que estuviesen las condiciones dadas para hacer cumbre. A medida que íbamos ascendiendo, nos indicaba que la nieve no era la mejor y, si seguía así, el ascenso sería muy peligroso. Yo estaba enfocada en mi próximo paso. No miraba cuanto faltaba. Mis metas eran muy cortitas… cada próximo paso era mi próximo objetivo: sabía que el siguiente que daba sería mi cumbre y que esa continuidad me llevaría a lo más alto que pudiese ser posible ese día. Los descansos posteriores fueron un poco más largos. Lo que nosotras no sabíamos era que Chabela estaba haciendo tiempo para que la nieve se convirtiera y mejoraran las condiciones para continuar subiendo.

Llegamos a los 3500 msnm… había un mojón que indicaba la altura pero estaba cubierto de nieve. Yo pensaba que esa era nuestra cumbre. Comimos y nos volvimos a hidratar. Chabela nos pregunta como estábamos, como estaban nuestras piernas y que energía teníamos… Las tres les dijimos que estábamos bien. “¿Seguras?” Nos preguntó. “Sí”, le dijimos. “¿Seguras?” Nos volvió a preguntar porque la próxima parada era la cumbre y luego había que guardar energía para la vuelta… Así es: finalmente comenzamos la última etapa hacia nuestro objetivo. Estábamos muy contentas porque pensábamos que llegaríamos a los 3500 msnm ese día.

Viaje a Positaña Volcán Lanín Foto tomada por Chabela
3500 msnm, Volcán Lanín, Neuquén - Foto tomada por Chabela

El últimos tramo fue otra caminata intensa durante la cual tuvimos que prestar mucha atención porque el Lanín al ser un volcán tiene una pendiente más pronunciada que otras montañas. Cerca de llegar a la cumbre una imagen bella nos empezaba a recibir, unas figuras de hielo que parecían olas: los penitentes. La mañana del 6 de enero de 2022, el sol brillaba a lo alto cuando nosotras cuatro llegábamos a la cumbre: fuimos el primer grupo en alcanzarla en el año.

Viaje a Positaña Volcán Lanín Foto tomada por Chabela
Cumbre del Volcán Lanín, Neuquén - Foto tomada por Chabela

La alegría nos desbordaba. Mi viejo me había prestado su Go Pro porque quería que le lleve imágenes de allá arriba, yo era la representante de mi familia que haría cumbre del Lanín y sería una manera de llevarles la cumbre a ello y que ellos la hicieran conmigo.

En la cumbre no hay nada que indique su altura como en otras montañas porque al ser un glaciar toda marca, como las típicas cruces que hay en América Latina, con el tiempo se terminan hundiendo en el hielo.

La Pachamama, el Lanín y una guía experimentada, como Chabela, nos permitieron hacer cumbre el 6 de enero de 2022.

Luego de disfrutar de una vista panorámica inigualable, empezamos a desandar el camino recorrido: la vuelta fue igual de intensa que el ascenso. El cansancio era muy grande pero la alegría era aún mayor que éste. Nos restaba dos grandes tramos: hasta los domos y, luego, hasta la base. En los domos almorzamos, armamos nuevamente la mochila e iniciamos el descenso final. En el camino de regreso, las charlas llenaba el silencio de la montaña. Chabela nos transmitió su amor por la montaña y nos entusiasmó para realizar aventuras más grandes. En un descanso, dos cóndores nos regalaron una bella imagen de su danzar majestuoso en la inmensidad del cielo azul y poco a poco empezamos a despedir al volcán.

Viaje a Positaña Volcán Lanín Foto tomada por Chabela
Volcán Lanín, Neuquén - Foto tomada por Chabela

Finalmente, arribamos a la base y Chabela nos unió en un brazo diciendo que entonces sí habíamos llegado a la cumbre: volvimos “sanas y salvas” a casa.

Viaje a Positaña Volcán Lanín Foto tomada por Jesi
"No conquistamos a la montañan sino a nosotros mismos" Edmund Hillary - Foto tomada por Jesi

Hacer cumbre en Lanín y todo el preparativo previo que implicó me ha dado la oportunidad de aprender. He aprendido que tan importante como el resultado es el proceso y lo que aprendo en él, que cada pequeña meta es superadora más allá del resultado final, que es importante trabajar en equipo y ser parte de un equipo, que hay que ser humilde y rodearse de persona que saben más que una misma, que la cumbre está en casa, es decir, que hay que saber evaluar nuestro objetivo y el camino para lograrlo porque el costo de querer alcanzarlo puede ser muy alto, que hay que aceptar cuando no se puede continuar y que siempre se aprende, que hay que aprender a aceptar hasta donde podemos llegar porque lo que podemos perder puede ser más valioso que lo que ganamos.

Y sigo aprendiendo a ser agradecida: agradezco a cada una de las personas que me apoyó, a mi familia (incondicionales SIEMPRE), a mis amistades, a Malvi que me entrenó, a Jesi y Flor (mis grandes compañeras de viaje), a Chabela que nos guío de manera segura y al Lanín y a la Pachamama: ¡Gracias!

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